jueves, 4 de noviembre de 2010

LA CIUDAD DE LA FURIA DESPIDIÓ A NÉSTOR

Buenos Aires estuvo tan susceptible... De pronto su destino de furia se topó con la muerte de Néstor Kirchner, y todo fue dolor y lágrimas.
Desde el miércoles 27 de octubre todo fue distinto, los capitalinos (como nos decía Néstor) fuimos llenando "la Plaza" de a poco. No se podía estar entre cuatro paredes, no se podía aguantar tanta angustia y tanto dolor en familia o a solas. A Néstor lo lloramos entre muchos.
Con su consternación a cuestas, miles de almas se pasearon por "la Plaza". De repente una marea humana cubría "la Plaza", los jóvenes eran mayoría. También estaban mujeres y niños, pobres y "clasemedieros", jubilados y trabajadores...
Ese miércoles volvía a casa, y en el subte D todo era silencio, pero no el silencio de todos los días, era el silencio de la consternación y la angustia atragantada. De estación Catedral hacia Palermo viajábamos y al mirar a mi alrededor noté que algo había cambiado desde áquel cacerolero 2008... Esas almas en pena también volvían a sus casas y se dirigían hacia los barrios de la cacerola sojera.
Era el destino de furia de nuestra misteriosa Buenos Aires... Nos habíamos quedado sin Néstor.
Los días siguieron y se formó una fila de más de dos kilometros para dar el último adiós a Néstor Kirchner. Una multitud seguía en "la Plaza" y el viernes bajo la lluvia acompañó a Cristina hasta el Aeroparque.
En esa larga caminata bajo una inclemente lluvia nos cruzamos militantes, dirigentes y "gente de a pie" que no quería quedarse mirar la historia pasar. Me tocó llegar al Aeroparque junto a mi compañera y con el compañero Julio Piumato y, al verlo, tuve la certeza que a Néstor le hubiese gustado verlo a él en medio de la gente y de los militantes, un dirigente de la CGT caminaba junto al pueblo, como debe ser me dijo una cumpa en el feibuk.
Había una Buenos Aires que nos miraba absorta... Había otra Buenos Aires que nos hizo recordar otros tiempos, fue en la avenida del Libertador, en sus balcones vimos a trabajadoras domésticas vestidas con su uniforme llorando a Néstor... También muchos autos y camionetas... En la calle la multitud no sabía nada de mi y yo era parte de todos, en la Ciudad de la Furia.
La Ciudad de la Furia se conmovió con la trágica noticia. Los porteños y porteñas salimos a la calle a compartir nuestro dolor por la pérdida de Kirchner y salimos a decirle "fuerza" a Cristina.
Algunos se sorprendieron, otros nos empezamos a reconciliar con esta Ciudad que tantas veces nos dió la espalda. Nos sentimos acompañados por la Ciudad de Furia y en la Ciudad de la Furia.
Algo cambió, Buenos Aires se ve tan susceptibe y es ese destino de furia lo que en su caras persiste...
Quizás haya sido el último mensaje de Néstor, "una Buenos Aires Nacional y Popular es posible, háganla, fuerza todos".

2 comentarios:

el arista arrepentido dijo...

Hagamos esa Buenos Aires Nacional y Popular, compañero

Anónimo dijo...

emotitivo relato

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